Decenas de miles de palestinos marcharon en el funeral de los mártires de la última matanza israelí en Rafah, la ciudad sureña de la Franja de Gaza que limita con Egipto, en la que fallecieron tres comandantes de las Brigadas Ezeddin al-Qassam, el brazo militar de Hamas, y otros siete civiles palestinos.

Los cuerpos sin vida, envueltos en la bandera verde de Hamas, fueron cargados en hombros por la multitud enfurecida que reclamaba venganza por las matanzas.


"Los asesinatos de los tres líderes de Al-Qassam es un crimen grave. Pero no quebrará a la voluntad de nuestro pueblo y su resistencia. La entidad sionista pagará el precio por ello", dijo el vocero de Hamas, Sami Abu Zahri.

Un bombardeo aéreo israelí mató ayer a tres altos comandantes militares de Hamas, Mohammed Abu Shammala, Raed al-Attar y Mohammed Barhoum. Los tres hombres pertenecían a las Brigadas Ezzedin al-Qassam y habían liderado operaciones contra el enemigo israelí en los últimos 20 años.

El ejército israelí y el servicio de seguridad interno, Shin Bet, confirmaron que dos de los asesinados figuraban entre sus blancos.

Los ataques consecutivos a altos mandos militares de Hamas se produjeron después de que fracasaran en El Cairo las negociaciones indirectas entre “Israel” y Hamas que buscaban producir una tregua a largo plazo después de más de un mes de combates.


Alerta en el aeropuerto de Bin Gurion

De otra parte, la ocupación israelí anunció “estado de emergencia” en las instalaciones del aeropuerto de Bin Gurion cerca de Tel Aviv, tras las amenazas de Al-Qassam de “bloquear el espacio aéreo de la entidad sionista.

Las Brigadas al-Quds, el brazo militar del movimiento palestino “Yihad Islámica”, afirmó de su parte que “el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ahogará en el pantano de Gaza”, y sostuvo que “la resistencia se encargara de dar fin a su vida política”.

Durante los 46 días de la agresión sionista a Gaza, la cifra de los mártires asciende a 2069, y la de los heridos a 10310, según fuentes de salud palestinos.