Líderes opositores en Bahréin anunciaron nuevas manifestaciones de protesta contra la dinastía Al-Jalifa y exigieron a la comunidad internacional monitorear la situación de los derechos humanos en Bahréin, un día después de una violenta arremetida policial.

Voceros de la Asociación Al-Wefaq, la principal coalición de la oposición bahreiní, dijeron que los activistas volverían a las calles para exigir el cese de la represión de las fuerzas de seguridad y la devolución del cadáver de un manifestante.


La decisión de los antigubernamentales se asumió como un desafío a la represión lanzada ayer en la aldea chiita de Daih contra decenas de personas que intentaron llegar de forma pacífica a la morgue del hospital de esa localidad para reclamar los restos de Abdul-Aziz Al-Abbar.

Según Al-Wefaq, el Gobierno se niega a entregar el cuerpo sin vida de Al-Abbar, fallecido con 27 años el 18 de abril tras 55 días en coma por heridas propinadas por la policía durante una marcha opositora en el barrio de Saar.

Convocados por jóvenes a través de mensajes telefónicos y redes sociales de internet, los inconformes prevén movilizarse, además, para reiterar sus demandas de abdicación del rey Hamad bin Isa Al-Jalifa, exigir reformas democráticas y el cese de la marginación a la mayoría chiita.


Las protestas de ayer y la desproporcionada respuesta de la policía, con lanzamiento de gases lacrimógenos y disparos de perdigones, ocurrieron después de que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denunció los excesos del Gobierno.

Al respecto, el activista opositor político Nabil Rayab, liberado en mayo tras dos años de cárcel, pidió a la comunidad internacional seguir de cerca la actuación de la que definió como "dictadura bahreiní" y el empeoramiento de la situación en este reino del golfo Pérsico en los últimos tres años.