Internacional
La revolución libia… Primavera de combates y división
Akeel Sheikh Hussein
Algunas revoluciones árabes han demostrado realmente ser primavera árabe. Para aclarar la idea mejor, es necesario matizar el concepto de “primavera de las revoluciones”. El término “primavera” fue adjudicado a los movimientos que en su día llevaron al derrumbe de los dos sistemas, soviética e yugoslava, y a los acontecimientos que los acompañaron en los países que “se liberaron” o “surgieron” por esta caída y su posterior afiliación al campamento occidental, por la esperanza de disfrutar de la libertad y el bienestar y la prosperidad que “se encuentra” en occidente.
Incluso antes de que la crisis actual azotara la economía de los Estados Unidos y Europa, los ciudadanos de los países de Europa Oriental descubrieron el grave error que cometieron y empezaron a sentir nostalgia al sistema socialista y sus ventajas, como la enseñanza gratuita, el sistema sanitario, y la vivienda, además de la ausencia absoluta del fenómeno de desempleo.
Hoy en día, mientras que los gobiernos occidentales no encuentran más solución a la crisis que la austeridad que puede a su vez crear crisis social y política mucho peor, lo que amenaza con desintegrar a los Estados Unidos y la Unión Europea, mientras tanto, nadie menciona las trágicas situaciones sociales que se extiende en los países del mundo ex comunista, los países que han tenido la gracia de incorporarse a la Unión Europea.
La primavera de Europa del Este y sus hermanas socialistas se volvió en un invierno más duro que el natural. Aquellos que fueron más escépticos y acusaron a la primavera árabe de convertirse en invierno cuando se dieron cuenta de la subida de los movimientos islámicos en muchos de los países de las revoluciones árabes, no debieron precipitarse porque en estos países todo marcha, hasta nuevo aviso, en la dirección diseñada por el campamento del mal norteamericano incluidos sus componentes europeos y árabes.
Libia representa un buen ejemplo de ello. Conseguido el primer objetivo, la caída del régimen de Gadafi, los medios de comunicación emitieron las imágenes de la euforia y la alegría de los libios en el primer aniversario del comienzo de la revolución, incluso antes, desde la caída del Gadafi y asesinarle de una forma vergonzosa.
Si los todos los libios, unidos mano a mano y trabajando con entusiasmo, decidieran levantar con el país después de todo lo que sufrió de destrucción, necesitarían mucho tiempo y esfuerzos para volver a la situación económica y social que era, a pesar de la corrupción que había.
Pero lamentablemente, en Libia los corazones y las manos están en otro sitio, desde la caída de Gadafi, Libia está siendo escenario de sangrientas luchas, donde caen centenares de muertos y heridos, entre tribus, organismos, entidades, ciudades, y facciones.
En los medios de información, presentan a los revolucionarios libios como si fueran milicias, de varias facciones y múltiples lealtades, unos son leales a líderes locales, otros a bandos extranjeros, árabes y no árabes. Estas facciones dominan ciudades y barrios, sus miembros deambulan en las calles armados hasta los dientes y se mofan del “Consejo de transición” y del gobierno… Y por supuesto, se enfrentan en batallas con otras facciones.
Lo más peligroso, es que estas facciones rechazan las ofertas del Gobierno y del consejo de Transición de incorporarse en el cuerpo de policía y el ejército. Entra las razones de la negación entran demandas monetarias.
Un líder de una de estas facciones ha manifestado recientemente que su “grupo” no está de acuerdo en disolverse e integrarse en estas instituciones porque los incentivos ofrecidos “no son lo suficiente generosos”, alegando que sus hombres quieren sueldos altos porque necesitan casas, coches, y préstamos sin intereses pare así poder “realizar sus sueños”.
Lo más espantoso es la persistente demanda de conseguir los sueños de algunos revolucionarios, como se sabe, los sueños son flexibles y aptos de alargarse sin límites que nos recuerdan a Gadafi y sus sueños, lo que significa que Libia se deshizo de un solo Gadafi, pero debe prepararse para asumir la existencia de miles de personas a la imagen y semejanza de Gadafi.
Evidentemente, la revolución libia tiene que asegurar una vida digna para el pueblo libio, incluidos los revolucionarios, pero es más probable, que nada más escuchar a los nuevos líderes con su elegancia y sus corbatas, se sepa que ellos tienen también sueños a su medida, y que el pueblo libio deba pensar, no sólo en la revolución, sino como debe de ser la revolución.
Una revolución, no como la actual en Libia, que no lleve a la división del país en tres estados, o tal como dijo Mustafá Abdul Jalil, el presidente del Consejo de Transición, que en la actual Libia, cada ciudad, cada aldea, y cada tribu.. forma un estado independiente.
No obstante, a pesar de todo esto, haciendo una pequeña comparación, algunas facciones de la denominada oposición siria pretenden implantar una solución a la crisis siria similar al método en Libia. Sin embargo, no tiene ningún sentido alertar a estos grupos de los peligros de dicha exigencia que seguramente conlleva la división de Siria, no tiene sentido advertirles porque ellos mismos reclaman con voz alta que se encargaran de la operación de desintegrar Siria.
| Algunas revoluciones árabes han demostrado realmente ser primavera árabe. Para aclarar la idea mejor, es necesario matizar el concepto de “primavera de las revoluciones”. El término “primavera” fue adjudicado a los movimientos que en su día llevaron al derrumbe de los dos sistemas, soviética e yugoslava, y a los acontecimientos que los acompañaron en los países que “se liberaron” o “surgieron” por esta caída y su posterior afiliación al campamento occidental, por la esperanza de disfrutar de la libertad y el bienestar y la prosperidad que “se encuentra” en occidente.
Incluso antes de que la crisis actual azotara la economía de los Estados Unidos y Europa, los ciudadanos de los países de Europa Oriental descubrieron el grave error que cometieron y empezaron a sentir nostalgia al sistema socialista y sus ventajas, como la enseñanza gratuita, el sistema sanitario, y la vivienda, además de la ausencia absoluta del fenómeno de desempleo.
Hoy en día, mientras que los gobiernos occidentales no encuentran más solución a la crisis que la austeridad que puede a su vez crear crisis social y política mucho peor, lo que amenaza con desintegrar a los Estados Unidos y la Unión Europea, mientras tanto, nadie menciona las trágicas situaciones sociales que se extiende en los países del mundo ex comunista, los países que han tenido la gracia de incorporarse a la Unión Europea.
La primavera de Europa del Este y sus hermanas socialistas se volvió en un invierno más duro que el natural. Aquellos que fueron más escépticos y acusaron a la primavera árabe de convertirse en invierno cuando se dieron cuenta de la subida de los movimientos islámicos en muchos de los países de las revoluciones árabes, no debieron precipitarse porque en estos países todo marcha, hasta nuevo aviso, en la dirección diseñada por el campamento del mal norteamericano incluidos sus componentes europeos y árabes.
Libia representa un buen ejemplo de ello. Conseguido el primer objetivo, la caída del régimen de Gadafi, los medios de comunicación emitieron las imágenes de la euforia y la alegría de los libios en el primer aniversario del comienzo de la revolución, incluso antes, desde la caída del Gadafi y asesinarle de una forma vergonzosa.
Si los todos los libios, unidos mano a mano y trabajando con entusiasmo, decidieran levantar con el país después de todo lo que sufrió de destrucción, necesitarían mucho tiempo y esfuerzos para volver a la situación económica y social que era, a pesar de la corrupción que había.
Pero lamentablemente, en Libia los corazones y las manos están en otro sitio, desde la caída de Gadafi, Libia está siendo escenario de sangrientas luchas, donde caen centenares de muertos y heridos, entre tribus, organismos, entidades, ciudades, y facciones.
En los medios de información, presentan a los revolucionarios libios como si fueran milicias, de varias facciones y múltiples lealtades, unos son leales a líderes locales, otros a bandos extranjeros, árabes y no árabes. Estas facciones dominan ciudades y barrios, sus miembros deambulan en las calles armados hasta los dientes y se mofan del “Consejo de transición” y del gobierno… Y por supuesto, se enfrentan en batallas con otras facciones.
Lo más peligroso, es que estas facciones rechazan las ofertas del Gobierno y del consejo de Transición de incorporarse en el cuerpo de policía y el ejército. Entra las razones de la negación entran demandas monetarias.
Un líder de una de estas facciones ha manifestado recientemente que su “grupo” no está de acuerdo en disolverse e integrarse en estas instituciones porque los incentivos ofrecidos “no son lo suficiente generosos”, alegando que sus hombres quieren sueldos altos porque necesitan casas, coches, y préstamos sin intereses pare así poder “realizar sus sueños”.
Lo más espantoso es la persistente demanda de conseguir los sueños de algunos revolucionarios, como se sabe, los sueños son flexibles y aptos de alargarse sin límites que nos recuerdan a Gadafi y sus sueños, lo que significa que Libia se deshizo de un solo Gadafi, pero debe prepararse para asumir la existencia de miles de personas a la imagen y semejanza de Gadafi.
Evidentemente, la revolución libia tiene que asegurar una vida digna para el pueblo libio, incluidos los revolucionarios, pero es más probable, que nada más escuchar a los nuevos líderes con su elegancia y sus corbatas, se sepa que ellos tienen también sueños a su medida, y que el pueblo libio deba pensar, no sólo en la revolución, sino como debe de ser la revolución.
Una revolución, no como la actual en Libia, que no lleve a la división del país en tres estados, o tal como dijo Mustafá Abdul Jalil, el presidente del Consejo de Transición, que en la actual Libia, cada ciudad, cada aldea, y cada tribu.. forma un estado independiente.
No obstante, a pesar de todo esto, haciendo una pequeña comparación, algunas facciones de la denominada oposición siria pretenden implantar una solución a la crisis siria similar al método en Libia. Sin embargo, no tiene ningún sentido alertar a estos grupos de los peligros de dicha exigencia que seguramente conlleva la división de Siria, no tiene sentido advertirles porque ellos mismos reclaman con voz alta que se encargaran de la operación de desintegrar Siria.