Internacional
¿Hacia dónde marcha México?
México, tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos
Joaquín R. Hernández – Especial Alahednews
México, después de Haití, encabezó las luchas latinoamericanas por la independencia de España en 1810; fue el refugio durante ese siglo y el siguiente de perseguidos políticos de todo el continente. La revolución mexicana de inicios del siglo XX fue una referencia inspiradora para las siguientes revoluciones en el continente.
Así, la nacionalización del petróleo por el gobierno de Lázaro Cárdenas, en 1938, fue aplaudida como un gesto soberanista por toda América Latina.
Un continente que también había acompañado al país de los aztecas en sus sentimientos ante el enorme despojo de su territorio a manos de los Estados Unidos.
Así quedó consagrada la afirmación dolorosa de su presidente Porfirio Díaz: México, tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos.
México hoy sigue a Brasil encabezando la economía latinoamericana, y clasifica entre las más importantes del mundo. Es un país de grandes riquezas con reservas de petróleo de más de los 14 mil millones de barriles, y cifras similares de otros combustibles y de gas.
De ahí que las decisiones de política mexicanas sean seguidas con tanto interés como preocupación por todos los latinoamericanos.
A fines de la década del 80 comenzó a hablarse del Tratado de Libre Comercio de México con Estados Unidos y Canadá. No era difícil, por encima de los discursos triunfalistas, suponer quiénes ganarían y quienes perderían en esta desigual relación.
Hoy, la historia ha dado la razón a los pronósticos más pesimistas. México debió importar cereales tan importantes como el maíz, que no sólo integraba la alimentación esencial de los sectores más pobres sino que formaba parte de su misma cultura. Sus productos manufacturados fueron desplazados del mercado que habían logrado en Estados Unidos por la competencia china.
Los últimos años han convertido al país en imperio de la violencia originada por el feroz narcotráfico que se dirige, desde suelo mexicano, hacia el gran mercado estadounidense. Los estados y las ciudades cercanas a la frontera, han sido asoladas y lo son todavía por una terrible y mortal inseguridad.
La agencia norteamericana Associated Press comenta: “El discurso oficial prácticamente ha dejado de mencionar las promesas de Peña Nieto de poner fin a siete años de guerra contra el narco, a medida que su gobierno encuentra graves dificultades para afectar significativamente a la violencia criminal que deja miles de muertos cada año, además de innumerables víctimas de secuestro y extorsión.
“Algunos estados mexicanos siguen estando dominados por las mafias, y millones de ciudadanos sienten inseguridad, miedo y no creen que el gobierno sea capaz de protegerlos.”
Riqueza y desigualdad
En el resto del país, y a pesar de los informes económicos oficiales, decenas de millones viven en la mayor abyecta pobreza, frente a grandes riquezas de un país donde viven varias de las personas más ricas del mundo. Para las masas empobrecidas, el recurso a la delincuencia es una de las pocas maneras efectivas de ganarse el pan cotidiano.
“La quiebra del campesinado ha sido casi total”, explica Hedelberto López Blanch en el sitio Rebelión, “y núcleos familiares completos se trasladan hacia las ciudades para tratar de buscar algún sustento, lo cual es aprovechado por empresarios y comerciantes para explotarlos como mano de obra barata, mientras otros caen en las redes del narcotráfico y la prostitución”.
El pasado año la economía experimentó desaceleración, y las cifras de crecimiento previstas de un 3,5 por ciento se revisaron hasta un 1,3 por ciento.
En ese contexto se produjo el gran escándalo de la aprobación de la reforma energética, que entrega al capital extranjero las ricas posibilidades de Petróleos Mexicanos, PEMEX, que no es solamente un símbolo económico, sino nacionalista, que siempre ha provocado la admiración latinoamericana.
Y su aprobación ocasionó la fractura de uno de los llamados logros de la política del actual gobierno: el acuerdo que el presidente mexicano logró a inicios de su mandato entre su partido, el PRI, y los otros dos partidos mayores: el PAN y el PRD, heredero este de la tradición de Cárdenas. Al denunciar el PRD su participación en el llamado Pacto Nacional, la entente política dejó de existir.
Todos estos hechos han erosionado la aceptación del joven presidente ante la opinión pública. El despacho de AP informa que los índices de aprobación de Peña Nieto bajaron del 54 por ciento a poco menos del 50, y la desaprobación a su gestión, aumentó de un 34,5 por ciento a casi un 49.
A pesar de todo, fuera de México hay quienes mantienen el entusiasmo por el rumbo neoliberal del gobierno mexicano.
El economista Jim O’Neill, creador de las siglas BRICS para referirse a los países emergentes Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ahora propone una nueva denominación, MINT, para un grupo de países cuyo futuro prevé luminoso: México, Indonesia, Nigeria y Turquía.
Pero lo que entusiasma a O’Neill en el caso mexicano es lo que más preocupa: las supuestas ventajas por su cercanía a Estados Unidos, la penetración de capital extranjero y todo lo que se podría avanzar “si se logra poner la casa en orden”. “Están reformando todo: educación, energía, política fiscal y las propias instituciones de gobierno”.
Pero nadie puede afirmar en que rumbo ni con qué consecuencias.