La ciudad de Al-Raqa, en el norte de Siria, vive sus días más pésimos, los edificios oficiales se convirtieron en centros de detención, la electricidad está cortada, vender tabaco está prohibido y los encapuchados aterrorizan los habitantes.


Uno de los residentes en la ciudad ha explicado que los milicianos de la organización Estado Islámico de Iraq y del levante (EIIL), afiliada a la organización terrorista Al-Qaeda, se apoderó de la ciudad y “cerró las universidades”. Los milicianos se instalaron en los edificios gubernamentales y los convirtieron en centros militares y cárceles. Al igual que una iglesia armenia ha sidp convertida en centro de la organización.

Los milicianos radicales llevaron a cabo ejecuciones en pública, en la plaza principal, lo que infundió terror entre los habitantes y eliminó cualquier posibilidad de protesta. Los residentes dicen que durante la noche no se atreven a salir de sus casas por miedo.


Un activista que pudo escapar de la ciudad declaró, “la electricidad está cortada en toda la ciudad, excepto en los edificios donde están ellos (los milicianos)”. El activista echó la culpa al Ejército Libre apoyado por Occidente, que permitió a los radicales apoderarse de la ciudad, “sólo les interesa (al ejército libre) el saboteo, el robo y recaudar dinero, desde el primer día de la salida del ejército regular la dejaron (la ciudad) a los radicales del EIIL”, sostuvo.

Los pocos residentes que se quedaron en la ciudad dicen que saben muy poco de los milicianos, hay iraquíes, libios y de los países del Golfo, siempre van encapuchados y evitan llevar conversaciones con la gente.


Un hombre mayor dice, “al principio, los milicianos trataban a los residentes con amabilidad, luego empezaron a ejecutar incluso a los que los ayudaron a conquistar la ciudad, asesinaron a los líderes del Ejército Libre, quemaron las iglesias, rompieron las estatuas y saquearon el museo”.