Muchos tratan de entrar a España de forma ilegal a través de la ciudad de Melilla, no sólo subsaharianos, también los magrebíes lo intentan, para conseguirlo se las ingenian de mil formas. Una de estas formas, para llegar a la península, es atravesar el mar como polizones en uno de los barcos que comunican Melilla con la costa andaluza.


El pasado viernes, la Policía Nacional interceptó en el puerto de la ciudad autónoma a 11 inmigrantes que se habían escondido en dos camiones que estaban aparcados a la espera de embarcar rumbo a la península, concretamente un remolque que transportaba cartones prensados y una hormigonera con cemento en polvo en el interior.

Los dos camiones aparcados en la zona portuaria despertaron sospechas de los agentes que estaban de servicio esa mañana al escuchar extraño ruido proveniente de uno de los camiones.
La siguiente pista fue una de las bocas de entrada del tanque, que estaba medio abierta. Cuando los policías se asomaron, encontraron el origen de los sonidos: seis personas estaban en el interior, completamente cubiertas de cemento en polvo, que cuando salieron mostraban síntomas de malestar, tos y mareos por haber inhalado productos tóxicos mientras estaban en el escondite. Entre los seis ocupantes de la hormigonera había dos que eran menores de edad.


Los agentes, de la Brigada de Respuesta a la Inmigración Clandestina (BRIC) de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, siguieron buscando entre los contenedores por si hubiera más sin papeles ocultos. Dos horas más tarde, encontraron a otros cinco que estaban agazapados en otro remolque que transportaba bloques de cartón prensado para ser reciclado en la península. Dos de ellos eran también menores de edad, que fueron puestos a disposición de la Policía Local para ser acogidos en el centro de menores de la Ciudad Autónoma. Los siete adultos quedaron detenidos por infracción a la Ley de Extranjería.