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Opinión

La entidad israelí fracasó en Gaza

La entidad israelí fracasó en Gaza

No es necesario enumerar el fracaso israelí en la Franja de Gaza, basta repasar los objetivos que plantearon tanto los israelíes como los estadounidenses el día que Netanyahu declaró la guerra contra la Franja de Gaza tras la operación palestina “Diluvio de al-Aqsa”, el 7 de octubre del año pasado, que en resumen hablaba de “aplastar a Hamas, eliminar la resistencia, recuperar a los prisioneros, acabar con la amenaza de misiles y recuperar la disuasión”.

Más de diez meses después, los hechos demuestran que eliminar a Hamas es imposible, y no estamos hablando de Hamas como idea, sino de Hamas la resistencia armada, y Hamas el gobierno que gestiona la Franja.

Durante más de diez meses, Tel Aviv hizo de todo: destrucción sistemática, ataques a la infraestructura de Gaza, cometiendo masacres que equivalían a genocidio, endurecer el asedio y privar la población de ayuda humanitaria... El resultado de todo esto, Hamas no se rinde; más bien sigue luchando al lado de las facciones de la Resistencia. La entidad israelí no recuperó a los prisioneros ni el pueblo de Gaza se rindió. Además, el número uno buscado por los israelíes, es decir, Yahya Sinwar, se convirtió en el jefe del movimiento después de que el régimen sionista asesinara al jefe de su oficina política, Ismail Haniye, en Teherán.

Estos hechos, sumados al ritmo cada vez mayor de la resistencia en la Cisjordania ocupada y en la ciudad ocupada de Al-Quds, indican la ampliación del impasse en materia de seguridad para la entidad israelí, en medio de la creciente frecuencia de ataques desde los frentes de apoyo, lo que confirma que continuarán sus embestidas hasta que cese la guerra en la Franja de Gaza.

Ante el inicio de una nueva ronda de negociaciones para detener la guerra, en Doha, y con movilización militar y diplomática estadounidense en la región en un intento de evitar una escalada, que se debe a la expectativa de una respuesta iraní y una respuesta de Hezbolá al asesinato de líderes de la resistencia, añadida a una respuesta yemení al ataque de Hodeidah, funcionarios estadounidenses reconocen el fracaso de Tel Aviv en lograr sus objetivos de guerra.

El New York Times, citando a funcionarios anónimos, dijo que la entidad israelí “ha logrado todo lo que puede a nivel militar en Gaza, y las posibilidades de debilitar a Hamas han disminuido aún más, y los rehenes retenidos en Gaza no podrán ser recuperados por medios militares, sino más bien mediante la diplomacia”.

En cuanto a la red de túneles de Hamas, los funcionarios reconocen que los israelíes “intentaron dañar la red de túneles en Gaza, pero no lograron destruirla, ya que esa red resultó ser más grande de lo que Tel Aviv pensaba y es un medio eficaz para Hamas”.

En cuanto al control de Gaza, los funcionarios del Pentágono creen, según el New York Times, que la entidad israelí “aún no ha demostrado su capacidad para asegurar las zonas bajo su control en la Franja”.

Las declaraciones estadounidenses no pueden separarse de la ronda de negociaciones en Doha, especialmente porque los estadounidenses conocen el peligro de no alcanzar un alto el fuego a la luz de las amenazas emitidas por los líderes del Eje de la Resistencia, que presagian respuestas a los recientes ataques y asesinatos israelíes, que cruzaron las líneas rojas y colocaron a la región al borde de una explosión que nadie puede adivinar cómo terminará, o si se expandirá hasta convertirse en una guerra regional integral cuyos efectos se extenderán más allá de la región y afectarán al mundo entero, específicamente en el aspecto económico.

Por otro lado, el resumen de lo que se puede entender de las declaraciones estadounidenses anteriores es que los israelíes cosecharon fracasos en Gaza... Qué pasará si la guerra se extienda a Líbano, con la diferencia muy grande en las capacidades en términos de cantidad y calidad de la Resistencia libanesa.

Cabe señalar que el fracaso israelí es un hecho evidente, incluso para los aliados de Tel Aviv, ya sea que la guerra se detenga o se intensifique, porque la disuasión israelí se ha hecho añicos y la amenaza a la seguridad de la entidad sionista se está profundizando aún más. Los tiempos han cambiado y Tel Aviv convive con una verdadera amenaza a su alrededor, lo que significa que la maldición de la “década ochenta” (el complejo existencial) y el miedo por la existencia se han convertido en una realidad vinculada al fracaso, que se puede sentir con cada bala que sale de Gaza, Líbano, Yemen o Teherán.

 

| 20/08/2024