Opinión
El enemigo sionista admite incapacidad ante posibles incursiones de Hezbolá
Las medidas defensivas aplicadas en la frontera no tranquilizan a los colonos
El ejército sionista admitió que todas las “medidas defensivas” que está aplicando a lo largo de la frontera (de Palestina ocupada) con Líbano no son suficientes para “tranquilizar a los colonos en la región norte” (de Palestina), quienes temen incursiones de combatientes de Hezbolá para controlar las colonias.
Cambiar la geografía de la región fronteriza, los planes defensivos aplicados e incluso el despliegue de unidades militares a lo largo de la frontera, además del sistema de sensores electrónicos, todo esto no evitó que un civil libanés, no entrenado, lograra eludir toda la vigilancia e infiltrarse por la frontera, por lo tanto, la Resistencia podría adentrarse en toda Galilea si lo decidiera, según indican medios de información del enemigo israelí.
“Esta realidad obligó a la comandancia militar (del ejército de ocupación) a planear la construcción de un nuevo muro con un coste de decenas de millones de dólares, que tal vez sirva para impedir infiltraciones desde Líbano”, añadieron las fuentes.
Según el diario hebreo “Haaretz”, el departamento de seguridad en el ejército israelí tomó la decisión de construir un nuevo muro en la frontera con Líbano, denominado “reloj de arena”. La primera fase comenzará pronto en dos zonas “conflictivas”, en Naqura, cerca de la costa, y en la región de la colona Mtule, por donde “se infiltró” el ciudadano libanés Ali Merae hace unos días sin que nadie lo notara.
La valla será de varios kilómetros de largo y seis metros de altura, con un coste total de 30 millones de dólares, estima el diario.
Un oficial en el ejército de ocupación calificó el plan de “muy importante”, en declaraciones a “Haaretz”. “Es un paso muy importante en la confrontación con el comando de Hezbolá llamado Al Radwan, que últimamente perfeccionó sus capacidades bélicas”, manifestó.
El ejército israelí ya expulsó a un oficial y reprochó a otros a raíz del incidente ocurrido la semana pasada cuando un ciudadano libanés penetró a una distancia de diez kilómetros de la frontera sin ser “detectado” hasta que, en la colona de Keriat Shmona, se identificó él mismo en la central de autobuses.
La prensa hebrea calificó el incidente como un verdadero escándalo.