Tecnología
La lluvia de estrellas de las Perseidas 2016
El mejor día para observarlas en Europa será la noche del 11 al 12 de agosto
Al fin llega la lluvia de meteoros más esperada del año: las Perseidas. Esta lluvia de estrellas será particularmente interesante este verano, pues si bien las previsiones habituales exponen unos 100 meteoros por hora, este año los astrónomos prevén una media de 500 meteoros por hora. Esta sorprendente cifra convertirá a las Perseidas en la mejor lluvia de estrellas de 2016.
Los meteoros de las Perseidas, que proceden del cometa Swift Tuttle, que cada 133 años completa un viaje a través del sistema solar interno dejando una estela de polvo y arena, cuyas partículas chocarán contra nuestra atmósfera aumentando su temperatura hasta 5.000 grados en una fracción de segundo, tendrán su momento álgido en la noche del 11 al 12 de agosto, cuando los brillantes destellos de luz en los que se convierten los meteoroides, cruzarán el cielo a una velocidad de entre 56 y 72 km/s.
Si tenemos suerte y chocan partículas del tamaño de un guisante o mayores, producirán estrellas fugaces mucho más brillantes, también conocidas como bólidos. Afortunadamente, la Luna no será un obstáculo pues estará en fase creciente.
Como es habitual en estos eventos astronómicos no será necesario equiparse de ningún instrumento especializado para observar la lluvia de Perseidas, sino que podrán visualizarse directamente sin intermediarios. Eso sí, como siempre, es recomendable alejarse todo lo posible de la contaminación lumínica de las ciudades y buscar un lugar tranquilo y oscuro donde sea visible todo el cielo.
Además, científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (España) aprovecharán este momento para lanzar una sonda a la estratosfera para grabar por primera vez, en color y alta definición, esta lluvia de estrellas desde un enclave en el que no hay absorción atmosférica, por lo que se podrán “realizar observaciones muy similares a las que se pueden realizar desde el espacio pero con un coste mucho menor”, explica Alejandro Sánchez, investigador del IAA.