Tecnología
Anillo parlante que traduce en audio todo lo que el dedo señala
El aparato ayuda a cualquier persona que tiene dificultades a leer
Unos investigadores han construido un prototipo de un dispositivo que se lleva puesto en el dedo, a modo de anillo, y que va equipado con una cámara integrada capaz de convertir el texto escrito en audio para usuarios con discapacidad visual. El aparato puede proporcionar una reacción (feedback), ya sea táctil (vibraciones) o audible, que guía el dedo del usuario a lo largo de la línea de texto. A medida que el dedo se desliza por el texto, el sistema lo lee y genera el audio correspondiente en tiempo real. El dispositivo, en definitiva, traduce en audio todo lo que el dedo está “viendo”.
El equipo internacional de Roy Shilkrot, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, ya ha puesto a prueba su anillo con voluntarios aquejados de discapacidad visual, con quienes los investigadores probaron diversas variantes de su aparato.
Una de estas variantes incluyó dos motores hápticos, uno encima del dedo y el otro por debajo de él. La vibración de los motores indicaba si el sujeto debía elevar o bajar el dedo “lector”.
Otra versión, sin los motores, utilizó en cambio una reacción auditiva: un tono musical que aumentaba el volumen si el dedo del usuario empezaba a desviarse de la línea de texto.
Los investigadores también probaron los motores y el tono musical conjuntamente. No hubo consenso entre los sujetos, sin embargo, sobre qué tipos de feedback eran más útiles. Así que en la nueva fase del proyecto los investigadores se están concentrando en el feedback de audio, ya que permite un sensor más pequeño y ligero.
Los investigadores han descubierto también que su dispositivo podría tener aplicaciones más amplias que las que suponían inicialmente. Cualquiera que necesite ayuda en la lectura puede beneficiarse de él, por ejemplo niños con dislexia, un trastorno bastante común que hace muy difícil aprender a leer. Por regla general, a la persona que la padece se le diagnostica la enfermedad alrededor de los siete u ocho años de edad.