Tecnología
En el marco de un estudio científico consiguen conectar 2 cerebros humanos
Se puede usar señales cerebrales de una persona para aplicarla en otra persona distinta
Unos investigadores de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle han reproducido con éxito una conexión directa cerebro a cerebro entre pares de personas en el marco de un estudio científico de perfeccionamiento de tan singular interfaz y exploración de algunas de sus posibilidades, que ya probaron en una memorable demostración inicial hace un año, y fue el primer uso en seres humanos de una interfaz de esta envergadura entre cerebros.
En el nuevo estudio, que implicó a seis personas, los investigadores pudieron transmitir las señales del cerebro de una persona a través de internet, y usar dichas señales para controlar los movimientos de la mano de otra persona una fracción de segundo después de ser enviadas.
El nuevo estudio ha logrado que la interfaz pase de la mera demostración inicial de que funciona a algo que está más cerca de convertirse en un dispositivo para usos prácticos. Al probar la interfaz cerebral con otras personas, se ha confirmado asimismo que puede funcionar bien con otros individuos además de con el receptor y el emisor pioneros, Andrea Stocco y Rajesh Rao respectivamente.
Ambos, y otros científicos, combinaron en la nueva investigación dos clases de instrumentos no invasivos, y ajustaron con precisión un software para conectar dos cerebros humanos en tiempo real. El proceso es bastante simple. Un participante es conectado a una máquina de electroencefalografía que lee la actividad cerebral y envía pulsos eléctricos a través de la Web a un segundo participante, el cual lleva un gorro de natación con una bobina de estimulación magnética transcraneal situada cerca de la parte del cerebro que controla los movimientos de las manos.
Usando este sistema, una persona puede enviar una orden para mover la mano de otra pensando simplemente en la ejecución de dicho movimiento.
El nuevo estudio se hizo sobre tres pares de participantes. Cada pareja incluía a un emisor y un receptor con diferentes papeles y limitaciones. Se sentaron en edificios separados en el campus, a unos 800 metros de distancia, y no podían interactuar entre ellos de ninguna forma, excepto por la conexión entre sus cerebros.
| Unos investigadores de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle han reproducido con éxito una conexión directa cerebro a cerebro entre pares de personas en el marco de un estudio científico de perfeccionamiento de tan singular interfaz y exploración de algunas de sus posibilidades, que ya probaron en una memorable demostración inicial hace un año, y fue el primer uso en seres humanos de una interfaz de esta envergadura entre cerebros.
En el nuevo estudio, que implicó a seis personas, los investigadores pudieron transmitir las señales del cerebro de una persona a través de internet, y usar dichas señales para controlar los movimientos de la mano de otra persona una fracción de segundo después de ser enviadas.
El nuevo estudio ha logrado que la interfaz pase de la mera demostración inicial de que funciona a algo que está más cerca de convertirse en un dispositivo para usos prácticos. Al probar la interfaz cerebral con otras personas, se ha confirmado asimismo que puede funcionar bien con otros individuos además de con el receptor y el emisor pioneros, Andrea Stocco y Rajesh Rao respectivamente.
Ambos, y otros científicos, combinaron en la nueva investigación dos clases de instrumentos no invasivos, y ajustaron con precisión un software para conectar dos cerebros humanos en tiempo real. El proceso es bastante simple. Un participante es conectado a una máquina de electroencefalografía que lee la actividad cerebral y envía pulsos eléctricos a través de la Web a un segundo participante, el cual lleva un gorro de natación con una bobina de estimulación magnética transcraneal situada cerca de la parte del cerebro que controla los movimientos de las manos.
Usando este sistema, una persona puede enviar una orden para mover la mano de otra pensando simplemente en la ejecución de dicho movimiento.
El nuevo estudio se hizo sobre tres pares de participantes. Cada pareja incluía a un emisor y un receptor con diferentes papeles y limitaciones. Se sentaron en edificios separados en el campus, a unos 800 metros de distancia, y no podían interactuar entre ellos de ninguna forma, excepto por la conexión entre sus cerebros.