Tecnología
¿Cómo se prueban los motores de los aviones?
Los técnicos llevan a cabo el ensayo como si encontraran en una aeronave
Los motores a reacción turbofán de los aviones de pasajeros deben ser revisados periódicamente. Ahora bien, los que incorporan las aeronaves de mayor tamaño, como el Airbus A380 y el Boeing 777, pesan unas siete toneladas y miden hasta siete metros de largo, y no hay muchas instalaciones donde su salud pueda chequearse de modo apropiado.
Una de las más avanzadas es Zephyr, propiedad de Air France, situada cerca del aeropuerto Charles de Gaulle de París.
En esta planta se testan unos 300 motores de aviones al año. Estos son desmontados y conducidos mediante un sistema de transporte robotizado a la sala de pruebas, donde una grúa los coloca en la posición correcta.
La sección donde se examinan estas máquinas tiene unas paredes de un metro de grosor, ya que durante la prueba desarrollan temperaturas cercanas a 550º C y generan un rugido de 135 decibelios, cinco veces más de lo que los expertos consideran el umbral del dolor en humanos.
Los técnicos llevan a cabo el ensayo como si se encontraran a los mandos de una aeronave. De hecho, se realiza desde un habitáculo separado y sin ventanas, equipado con una réplica del instrumental de vuelo. Las operaciones pueden prolongarse entre un día y una semana.
En otras de estas plantas se estudia el comportamiento de los ingenios en diversas condiciones meteorológicas. La que la firma General Electric mantiene en Winnipeg (Canadá), por ejemplo, está preparada para comprobar el efecto que tiene en estos dispositivos el hielo.
| Los motores a reacción turbofán de los aviones de pasajeros deben ser revisados periódicamente. Ahora bien, los que incorporan las aeronaves de mayor tamaño, como el Airbus A380 y el Boeing 777, pesan unas siete toneladas y miden hasta siete metros de largo, y no hay muchas instalaciones donde su salud pueda chequearse de modo apropiado.
Una de las más avanzadas es Zephyr, propiedad de Air France, situada cerca del aeropuerto Charles de Gaulle de París.
En esta planta se testan unos 300 motores de aviones al año. Estos son desmontados y conducidos mediante un sistema de transporte robotizado a la sala de pruebas, donde una grúa los coloca en la posición correcta.
La sección donde se examinan estas máquinas tiene unas paredes de un metro de grosor, ya que durante la prueba desarrollan temperaturas cercanas a 550º C y generan un rugido de 135 decibelios, cinco veces más de lo que los expertos consideran el umbral del dolor en humanos.
Los técnicos llevan a cabo el ensayo como si se encontraran a los mandos de una aeronave. De hecho, se realiza desde un habitáculo separado y sin ventanas, equipado con una réplica del instrumental de vuelo. Las operaciones pueden prolongarse entre un día y una semana.
En otras de estas plantas se estudia el comportamiento de los ingenios en diversas condiciones meteorológicas. La que la firma General Electric mantiene en Winnipeg (Canadá), por ejemplo, está preparada para comprobar el efecto que tiene en estos dispositivos el hielo.