Normalmente una prisión es un lugar del que los reclusos quieren escapar, pero este centro situado al noreste de Hongcheon (Corea del Sur) se ha convertido en un escape para aquellas personas que necesitan hacer un alto en su vida y desconectar un poco de la rutina diaria.

Se llama Cárcel Inside Me y desde el año 2013 ha recibido más de 2.000 reclusos que pagan 90 dólares por estar 24 horas en una pequeña celda de apenas 5 metros cuadrados. La mayoría de los asistentes son estudiantes o personas de negocios que necesitan despejar.

Las reglas de esta falsa prisión son estrictas. Los clientes reciben un traje azul, una esterilla de yoga, un juego de té, un bolígrafo y un cuaderno. Duermen en el suelo y cuentan con un pequeño baño que no tiene espejo. No pueden hablar con otras personas ni usar el teléfono móvil.

La comida también es austera: gachas de arroz en el desayuno y patatas cocidas con batido de plátano en la cena. La iniciativa tiene un gran éxito y los fundadores defienden que la mayoría de los clientes les dicen que “la verdadera cárcel es a la que volvemos, no este lugar”.