El papa Francisco recibió el jueves en la Sala del Consistorio del Vaticano a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación de las Iglesias Orientales para intercambiar sobre la situación de los cristianos en el Medio Oriente.

Durante la reunión con los patriarcas y arzobispos mayores de esa región, el Sumo Pontífice manifestó su preocupación por los creyentes que sufren las consecuencias de los conflictos en países como Siria, Iraq y Egipto.


Asimismo, el Papa pidió a los representantes religiosos presentes en el encuentro no resignarse a pensar en un Medio Oriente sin cristianos, los cuales participan de la vida social y cultural de sus naciones desde hace alrededor de dos mil años.

Francisco convocó a trabajar para que en esos países se respete el derecho a profesar libremente la fe y a vivir una vida digna, sin que las iglesias sean amenazadas por tensiones políticas o el islamismo radical.

El máximo líder católico aseguró que no descansará mientras haya personas de cualquier religión privadas de lo necesario para su supervivencia y obligadas a convertirse en refugiados o prófugos.


Los asistentes a la Asamblea Plenaria de la Congregación de las Iglesias Orientales, celebrada desde el 19 de este mes en el Vaticano,  plantearon que el encuentro con el Papa despertaba grandes expectativas y favorecía la unidad cristiana.

El patriarca sirio Gregorio III solicitó a la Santa Sede su colaboración como mediadora para alcanzar la paz en Damasco y, además, resolver el problema palestino.

Por su parte, el iraquí Louis Raphael I destacó la necesidad de que los creyentes sean puentes de diálogo allí donde otros erijan muros dañinos para la tranquilidad de sus naciones.

Francisco concluyó que los cristianos pueden contribuir a la solución de las problemáticas de la región mediante la unidad y solidaridad entre los diversos sínodos patriarcales y la búsqueda de la justicia, la caridad y la fe.