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Turquía, ¿cada vez más lejos de la UE?
Erdogan está molesto por las críticas que ha recibido del Parlamento Europeo
Al desalojar a quienes manifestaban en el parque Gezi y la plaza Taksim de Estambul, la policía turca empeora la crisis política nacional y dificulta las negociaciones para incorporar a ese país a la Unión Europea.
En el marco de las protestas que tienen lugar en varios puntos de Turquía y que han sumido al Gobierno de Ankara en una seria crisis política, los acontecimientos se están desarrollando a una velocidad pasmosa. A finales de la semana pasada, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se mostró conciliador, se reunió durante cuatro horas con representantes de quienes manifestaban en el parque Gezi y en la plaza Taksim de Estambul, y dijo estar dispuesto a que la ciudadanía decidiera el futuro del controvertido proyecto urbanístico que desató las protestas en un principio.
Desalojo a la fuerza
Pero cuando los activistas sociales expresaron su desacuerdo con las condiciones planteadas por Erdogan, el mandatario no sólo acentuó el ultimátum que ya les había dado para que abandonaran los sitios ocupados para protestar, sino que lo incumplió y ordenó a la policía desalojar a los manifestantes antes de lo pautado, en la noche del 15 de junio. Los agentes lograron su cometido, marchando brutalmente contra los manifestantes, dejando heridos a su paso. Sin embargo, esto lo que hace es empeorar la situación que se vive en ese país.
El malestar por los excesos de la policía y la política de “mano dura” de Erdogan caldea aún más los ánimos y anima a más ciudadanos a tomar la calle. Por otro lado, las arengas del primer ministro atizan el desprecio de muchos de sus seguidores hacia los manifestantes, propiciando un ambiente de polarización y confrontación nada saludable para Turquía. Un sondeo del instituto de investigaciones sociales Andy-Ar señala que sólo el 24 por ciento de los encuestados apoya las acciones de protesta del parque Gezi y la plaza Taksim.
¿Mutuo desinterés?
Por si fuera poco, la situación en este país, a medio camino entre Europa y Asia, dificulta las de por sí complicadas negociaciones para incorporar a Turquía al bloque comunitario. Éstas deben retomarse a partir del 26 de junio, pero algunos europarlamentarios conservadores exigen que se suspendan. La encargada de los asuntos exteriores de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, reaccionó diciendo que esta no era la hora de alejarse de Turquía, sino de comprometerse con ese país y con lo que en él ocurre. El político alemán de origen turco Cem Özdemir, jefe del partido Los Verdes, la secundó.
En entrevista con DW, Özdemir criticó a la canciller de Alemania, Angela Merkel, por desaprovechar su grado de influencia sobre Ankara al insistir en que Europa no debe ofrecerle una membresía a Turquía, sino una mera “sociedad privilegiada”. Según Özdemir, a nadie debe sorprender ahora que Erdogan no tome en serio los mensajes que Berlín y Bruselas le mandan. De hecho, Özdemir da por sentado que el primer ministro turco, como muchos de sus compatriotas, ha perdido interés por que su país se adhiera a la UE. Si la economía turca crece y crece, ¿para qué unirse a un bloque en crisis?
Erdogan no es Turquía
Rolf Mützenich, vocero de la fracción parlamentaria de los socialdemócratas alemanes, coincide con Özdemir, advirtiendo que en la sociedad turca se generaliza la impresión de que Turquía puede desarrollarse sin ayuda o apelando a alianzas con otros actores distintos de la UE. Sin embargo, Udo Steinbach, investigador de la Humboldt-Viadrina School of Governance de Berlín y conocedor del acontecer turco, está convencido de que Turquía sigue gravitando hacia el bloque comunitario.
“En este momento, Erdogan está molesto por la reacción de la UE, por las críticas que ha recibido del Parlamento Europeo. Las suyas son reacciones emocionales”, comenta Steinbach. Mützenich argumentaba que este tema no debe ser reducido a una negociación con Erdogan y Steinbach está de acuerdo con esa idea: “Después de todo, es el propio presidente de Turquía, Abdullah Gül, quien ha insistido en que, para poder aproximarse a la UE, el país debe modernizarse y democratizarse, también en el ámbito de la política interior”, recuerda el experto de la Humboldt-Viadrina School of Governance.
Fuente: DW.DE
Autores: Marcus Lütticke / Evan Romero-Castillo
| Al desalojar a quienes manifestaban en el parque Gezi y la plaza Taksim de Estambul, la policía turca empeora la crisis política nacional y dificulta las negociaciones para incorporar a ese país a la Unión Europea.
En el marco de las protestas que tienen lugar en varios puntos de Turquía y que han sumido al Gobierno de Ankara en una seria crisis política, los acontecimientos se están desarrollando a una velocidad pasmosa. A finales de la semana pasada, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se mostró conciliador, se reunió durante cuatro horas con representantes de quienes manifestaban en el parque Gezi y en la plaza Taksim de Estambul, y dijo estar dispuesto a que la ciudadanía decidiera el futuro del controvertido proyecto urbanístico que desató las protestas en un principio.
Desalojo a la fuerza
Pero cuando los activistas sociales expresaron su desacuerdo con las condiciones planteadas por Erdogan, el mandatario no sólo acentuó el ultimátum que ya les había dado para que abandonaran los sitios ocupados para protestar, sino que lo incumplió y ordenó a la policía desalojar a los manifestantes antes de lo pautado, en la noche del 15 de junio. Los agentes lograron su cometido, marchando brutalmente contra los manifestantes, dejando heridos a su paso. Sin embargo, esto lo que hace es empeorar la situación que se vive en ese país.
El malestar por los excesos de la policía y la política de “mano dura” de Erdogan caldea aún más los ánimos y anima a más ciudadanos a tomar la calle. Por otro lado, las arengas del primer ministro atizan el desprecio de muchos de sus seguidores hacia los manifestantes, propiciando un ambiente de polarización y confrontación nada saludable para Turquía. Un sondeo del instituto de investigaciones sociales Andy-Ar señala que sólo el 24 por ciento de los encuestados apoya las acciones de protesta del parque Gezi y la plaza Taksim.
¿Mutuo desinterés?
Por si fuera poco, la situación en este país, a medio camino entre Europa y Asia, dificulta las de por sí complicadas negociaciones para incorporar a Turquía al bloque comunitario. Éstas deben retomarse a partir del 26 de junio, pero algunos europarlamentarios conservadores exigen que se suspendan. La encargada de los asuntos exteriores de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, reaccionó diciendo que esta no era la hora de alejarse de Turquía, sino de comprometerse con ese país y con lo que en él ocurre. El político alemán de origen turco Cem Özdemir, jefe del partido Los Verdes, la secundó.
En entrevista con DW, Özdemir criticó a la canciller de Alemania, Angela Merkel, por desaprovechar su grado de influencia sobre Ankara al insistir en que Europa no debe ofrecerle una membresía a Turquía, sino una mera “sociedad privilegiada”. Según Özdemir, a nadie debe sorprender ahora que Erdogan no tome en serio los mensajes que Berlín y Bruselas le mandan. De hecho, Özdemir da por sentado que el primer ministro turco, como muchos de sus compatriotas, ha perdido interés por que su país se adhiera a la UE. Si la economía turca crece y crece, ¿para qué unirse a un bloque en crisis?
Erdogan no es Turquía
Rolf Mützenich, vocero de la fracción parlamentaria de los socialdemócratas alemanes, coincide con Özdemir, advirtiendo que en la sociedad turca se generaliza la impresión de que Turquía puede desarrollarse sin ayuda o apelando a alianzas con otros actores distintos de la UE. Sin embargo, Udo Steinbach, investigador de la Humboldt-Viadrina School of Governance de Berlín y conocedor del acontecer turco, está convencido de que Turquía sigue gravitando hacia el bloque comunitario.
“En este momento, Erdogan está molesto por la reacción de la UE, por las críticas que ha recibido del Parlamento Europeo. Las suyas son reacciones emocionales”, comenta Steinbach. Mützenich argumentaba que este tema no debe ser reducido a una negociación con Erdogan y Steinbach está de acuerdo con esa idea: “Después de todo, es el propio presidente de Turquía, Abdullah Gül, quien ha insistido en que, para poder aproximarse a la UE, el país debe modernizarse y democratizarse, también en el ámbito de la política interior”, recuerda el experto de la Humboldt-Viadrina School of Governance.
Fuente: DW.DE
Autores: Marcus Lütticke / Evan Romero-Castillo