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Siete años de juicio contra Blackwater infructuosos
Días después de que las tropas norteamericanas abandonaran finalmente Irak dejando atrás 162.000 víctimas mortales, entre ellas 4.484 de sus propios efectivos, se ha resuelto uno de los pleitos más polémicos de esta guerra. Las familias de cuatro mercenarios norteamericanos fallecidos en 2004 en la ciudad iraquí de Faluya llegaron a un acuerdo extrajudicial con la empresa empleadora, la compañía privada de seguridad norteamericana Academi, anteriormente conocida como Blackwater.
Los cuatro contratistas fueron atacados cuando acompañaban un convoy de suministros. Les balearon, golpearon y quemaron hasta la muerte, y los cuerpos carbonizados de dos de ellos fueron colgados de un puente. Las familias de las cuatro víctimas acusaron a Blackwater de enviar a sus empleados a un entorno de alto riesgo sin proveerles de una protección adecuada.
Durante los siete años de pleito pusieron todos los esfuerzos posibles para que la muerte de sus familiares fuera juzgada públicamente. El acuerdo conseguido ha puesto fin a esta esperanza. Según los datos preliminares, el documento obliga a la empresa a compensar los gastos judiciales a los litigadores y un pago mínimo a los herederos de las víctimas.
"No me sorprende que el pleito se haya acabado. Desde el principio estaba claro que todo esto iba a ser una maniobra para encubrir el asunto. Sientes la injusticia de todo esto durante mucho tiempo y ves lo malvada que es esta gente. Lo único que puedes hacer es rezar para que Dios les cuide de esto, porque es lo único que te queda a ti", comenta, por su parte, Jasón Helvenston, hermano de uno de los fallecidos.
Según Blackwater, la emboscada iraquí estaba muy bien planeada y, lo más probable, es que hubiera tenido el mismo resultado aunque los mercenarios tuvieran carros blindados, armas más avanzadas, mapas y más gente a su disposición.
Actualmente Academi, uno de los tres principales contratistas de seguridad del Departamento de Estado estadounidense, está implicada también en una serie de escándalos relacionados con muertes de personas civiles a mano de sus agentes. Según la cifra oficial, durante su presencia en Irak los empleados de Blackwater participaron, solo entre los años 2005 y 2007, en 195 tiroteos. En 164 casos fueron los primeros en abrir fuego.
En 2007 el Gobierno de Irak le quitó el permiso para operar en el país, después de que ejerciendo como guardias para el convoy diplomático del Departamento de Estado de EE. UU. iniciaran un tiroteo en el centro de Bagdad que dejó un saldo de 17 iraquíes civiles muertos, entre ellos niños. Se cree, además, que entre los años 2004 y 2006 los contratistas de Blackwater en Irak tuvieron un papel central en misiones nocturnas de asalto realizadas casi a diario. Hace poco la empresa empezó una campaña destinada a blanquear su reputación y darle la posibilidad de volver a operar en Irak, esta vez como organismo consultor.
En abril de 2003 en Faluya у la población local se reunió enfrente de una de las escuelas de la ciudad convertida por los efectivos estadounidenses en una base desde donde operaban y reclamó que el edificio volviera a funcionar como colegio.
A pesar de que la manifestación fue completamente pacífica, los militares norteamericanos, por una razón desconocida, abrieron fuego. 7 civiles perdieron la vida y 50 más resultaron heridos. La manifestación que se congregó poco después para protestar por la masacre también fue tiroteada: fallecieron dos civiles. A partir de este momento la ciudad se convirtió en un centro de guerrilla antiestadounidense.
El ataque contra el convoy de Blackwater en 2004 y la matanza de sus cuatro mercenarios causó el asedio de Faluya por parte de las tropas estadounidenses y dos asaltos contra la ciudad: en abril de 2004 y en noviembre y diciembre del mismo año. Estas dos batallas acabaron con un 60% de los edificios de la localidad y con la mitad de su población civil, que a principios del conflicto ascendía a 350.000 personas.
Fuente: RT
| Los cuatro contratistas fueron atacados cuando acompañaban un convoy de suministros. Les balearon, golpearon y quemaron hasta la muerte, y los cuerpos carbonizados de dos de ellos fueron colgados de un puente. Las familias de las cuatro víctimas acusaron a Blackwater de enviar a sus empleados a un entorno de alto riesgo sin proveerles de una protección adecuada.
Durante los siete años de pleito pusieron todos los esfuerzos posibles para que la muerte de sus familiares fuera juzgada públicamente. El acuerdo conseguido ha puesto fin a esta esperanza. Según los datos preliminares, el documento obliga a la empresa a compensar los gastos judiciales a los litigadores y un pago mínimo a los herederos de las víctimas.
"No me sorprende que el pleito se haya acabado. Desde el principio estaba claro que todo esto iba a ser una maniobra para encubrir el asunto. Sientes la injusticia de todo esto durante mucho tiempo y ves lo malvada que es esta gente. Lo único que puedes hacer es rezar para que Dios les cuide de esto, porque es lo único que te queda a ti", comenta, por su parte, Jasón Helvenston, hermano de uno de los fallecidos.
Según Blackwater, la emboscada iraquí estaba muy bien planeada y, lo más probable, es que hubiera tenido el mismo resultado aunque los mercenarios tuvieran carros blindados, armas más avanzadas, mapas y más gente a su disposición.
Actualmente Academi, uno de los tres principales contratistas de seguridad del Departamento de Estado estadounidense, está implicada también en una serie de escándalos relacionados con muertes de personas civiles a mano de sus agentes. Según la cifra oficial, durante su presencia en Irak los empleados de Blackwater participaron, solo entre los años 2005 y 2007, en 195 tiroteos. En 164 casos fueron los primeros en abrir fuego.
En 2007 el Gobierno de Irak le quitó el permiso para operar en el país, después de que ejerciendo como guardias para el convoy diplomático del Departamento de Estado de EE. UU. iniciaran un tiroteo en el centro de Bagdad que dejó un saldo de 17 iraquíes civiles muertos, entre ellos niños. Se cree, además, que entre los años 2004 y 2006 los contratistas de Blackwater en Irak tuvieron un papel central en misiones nocturnas de asalto realizadas casi a diario. Hace poco la empresa empezó una campaña destinada a blanquear su reputación y darle la posibilidad de volver a operar en Irak, esta vez como organismo consultor.
En abril de 2003 en Faluya у la población local se reunió enfrente de una de las escuelas de la ciudad convertida por los efectivos estadounidenses en una base desde donde operaban y reclamó que el edificio volviera a funcionar como colegio.
A pesar de que la manifestación fue completamente pacífica, los militares norteamericanos, por una razón desconocida, abrieron fuego. 7 civiles perdieron la vida y 50 más resultaron heridos. La manifestación que se congregó poco después para protestar por la masacre también fue tiroteada: fallecieron dos civiles. A partir de este momento la ciudad se convirtió en un centro de guerrilla antiestadounidense.
El ataque contra el convoy de Blackwater en 2004 y la matanza de sus cuatro mercenarios causó el asedio de Faluya por parte de las tropas estadounidenses y dos asaltos contra la ciudad: en abril de 2004 y en noviembre y diciembre del mismo año. Estas dos batallas acabaron con un 60% de los edificios de la localidad y con la mitad de su población civil, que a principios del conflicto ascendía a 350.000 personas.
Fuente: RT