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El doble juego de EE.UU.: Washington se alía con el Gobierno de Bahréin y su oposición
“EE.UU. condena la violencia pero no la frena”
El activista bahreiní Sayyed Youssef viaja a Europa con frecuencia para llamar la atención sobre la brutal represión que, considera, se produce en su país. Él y otras personas han conseguido alertar a varias organizaciones de derechos humanos, pero es todo lo que han podido hacer: denunciarlo.
“El mismo día que Clinton hacía una declaración acerca de los derechos humanos en Bahréin, un activista fue asesinado. Eso muestra que no hay un efecto real. Bahréin tiene petróleo y nosotros somos víctimas de esta situación. EE.UU. condena la violencia, pero no la frena”, explica Sayyed Youssef, del Centro por los Derechos Humanos de Bahréin.
Cuando la llamada primavera árabe comenzó, los líderes occidentales fueron rápidos a la hora de promover la libertad y condenar la violencia en Estados tales como Libia.
Pero cuando el descontento popular y la represión se produjeron en Bahréin, Occidente pareció enmudecer. Al contrario que en Libia, no se produjeron bombardeos ni sanciones. Y las represalias apenas ocuparon espacio en las noticias.
“Parece que la sangre derramada de los bahreiníes vale menos que la de los libios. Es pura hipocresía”, opina Husain Abdulla, de la organización estadounidenses por Democracia y Derechos Humanos en Bahréin.
Hasta los funcionarios del Gobierno de Manama apuntan a que Estados Unidos realiza un doble juego, pero esta vez, con la oposición.
“Desde mi punto de vista, la oposición en Bahréin es un aliado clave de Estados Unidos. Los líderes opositores y algunos terroristas en la oposición tienen estrechos vínculos con las embajadas extranjeras en Bahréin. Los cables de WikiLeaks lo demuestran” dijo Samira Rahjab, la ministra de Información de Bahréin.
Y si esto es cierto, Washington se encuentra en una situación potencialmente muy beneficiosa, aunque difícil de defender moralmente. Jugaría a dos bandas y controlaría los destinos de los ciudadanos de Bahréin en su propio beneficio, fomentando o limitando la violencia según le convenga ejercer presión sobre Manama y manteniendo silencio sobre la violenta represión cuando desee un clima de cooperación con las autoridades.
“Tener a los militares estadounidenses aquí es la decisión correcta. Lo era hace 60 años y lo es ahora. Si algo pasara en la planta de Bushehr o en algún otro lugar donde supuestamente se producen armas nucleares, tenemos que tener cuidado en prevenir catástrofes, y nosotros solos seríamos incapaces de resolverlo.
Por eso recurrimos a nuestros amigos y aliados” contó Sheikh Abdulaziz bin Mubarak, el portavoz de la Autoridad de Asuntos Informativos de Bahréin.
Y es que Bahréin parece el lugar idóneo para que Washington aplique a la perfección el dicho que señala: mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos.
| El activista bahreiní Sayyed Youssef viaja a Europa con frecuencia para llamar la atención sobre la brutal represión que, considera, se produce en su país. Él y otras personas han conseguido alertar a varias organizaciones de derechos humanos, pero es todo lo que han podido hacer: denunciarlo.
“El mismo día que Clinton hacía una declaración acerca de los derechos humanos en Bahréin, un activista fue asesinado. Eso muestra que no hay un efecto real. Bahréin tiene petróleo y nosotros somos víctimas de esta situación. EE.UU. condena la violencia, pero no la frena”, explica Sayyed Youssef, del Centro por los Derechos Humanos de Bahréin.
Cuando la llamada primavera árabe comenzó, los líderes occidentales fueron rápidos a la hora de promover la libertad y condenar la violencia en Estados tales como Libia.
Pero cuando el descontento popular y la represión se produjeron en Bahréin, Occidente pareció enmudecer. Al contrario que en Libia, no se produjeron bombardeos ni sanciones. Y las represalias apenas ocuparon espacio en las noticias.
“Parece que la sangre derramada de los bahreiníes vale menos que la de los libios. Es pura hipocresía”, opina Husain Abdulla, de la organización estadounidenses por Democracia y Derechos Humanos en Bahréin.
Hasta los funcionarios del Gobierno de Manama apuntan a que Estados Unidos realiza un doble juego, pero esta vez, con la oposición.
“Desde mi punto de vista, la oposición en Bahréin es un aliado clave de Estados Unidos. Los líderes opositores y algunos terroristas en la oposición tienen estrechos vínculos con las embajadas extranjeras en Bahréin. Los cables de WikiLeaks lo demuestran” dijo Samira Rahjab, la ministra de Información de Bahréin.
Y si esto es cierto, Washington se encuentra en una situación potencialmente muy beneficiosa, aunque difícil de defender moralmente. Jugaría a dos bandas y controlaría los destinos de los ciudadanos de Bahréin en su propio beneficio, fomentando o limitando la violencia según le convenga ejercer presión sobre Manama y manteniendo silencio sobre la violenta represión cuando desee un clima de cooperación con las autoridades.
“Tener a los militares estadounidenses aquí es la decisión correcta. Lo era hace 60 años y lo es ahora. Si algo pasara en la planta de Bushehr o en algún otro lugar donde supuestamente se producen armas nucleares, tenemos que tener cuidado en prevenir catástrofes, y nosotros solos seríamos incapaces de resolverlo.
Por eso recurrimos a nuestros amigos y aliados” contó Sheikh Abdulaziz bin Mubarak, el portavoz de la Autoridad de Asuntos Informativos de Bahréin.
Y es que Bahréin parece el lugar idóneo para que Washington aplique a la perfección el dicho que señala: mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos.