Las redes sociales y la blogosfera en “Israel” se están cebando con el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, después de que éste mostrase el dibujo de una bomba caricaturesca en la ONU para ilustrar el programa nuclear israelí. El dibujo, que parece sacado de un programa de dibujos animados, con mecha encendida, sirvió el jueves para que Netanyahu explicase a la Asamblea General de la ONU que es necesario marcar líneas rojas a Irán.

El mandatario israelí incluso sacó un rotulador rojo para señalar hasta dónde se podrían poner estas líneas rojas a Irán, cuando Teherán haya alcanzado el 90 por ciento de enriquecimiento de uranio. Pero, quizá para disgusto de Netanyahu, no han sido sus advertencias sobre el peligro del programa nuclear ante la ONU lo que ha disparado la atención mediática, sino el dibujo en sí. Sólo una hora después de su discurso, Facebook se llenaba de montajes de Photoshop hechos por internautas israelíes, cachondeándose de su primer ministro. Algunos mostraban a Netanyahu sujetando una bomba que explota mientras el primer ministro aparece con la cara quemada, o en vez de la bomba, sujetando una bolsa de patatas, con el rotulador rojo señalando que realmente la bolsa está más llena de aire que de patatas.


Otras versiones le muestran junto al correcaminos o Bugs Bunny disparando un cañón, mientras que otra versión muestra a un joven Bob Dylan sujetando el dibujo de la bomba. Mientras unas parodias son más ingeniosas que otras, lo cierto es que si éste era el resultado que Netanyahu pretendía obtener, lo ha logrado con creces. Varios medios israelíes se preguntaban ayer cómo es posible que Netanyahu haya mostrado semejante ridiculez para hablar de algo tan serio, teniendo como tiene un ejército de relaciones públicas y expertos en comunicación.

Netanyahu ha asegurado a un periódico israelí «Israel HaYom» que él se ha tomado el cachondeo con humor y que incluso se siente honrado de que le hayan parodiado junto a personajes como el Pato Lucas. Dada la repercusión del dibujo presentado en la ONU, quizá la decisión de presentar un croquis tan burdo en la ONU no haya sido más que otra estrategia de comunicación, o sea, una bomba mediática.