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Los “neo sionistas” árabes quieren eliminar a Irán, Siria, y Hezbolá
Los que pretenden reconstruir el presente a la imagen y semejanza del pasado
Se sabe de sobra la opinión de los regímenes gobernantes en países como Arabia Saudita y Qatar; no tienen problemas con nadie… excepto con Irán, Siria, y Hezbolá en Líbano. Altos funcionarios de estos países lo expresan de una forma u otra. Aquellos con quien no tienen ningún problema son, evidentemente, el Occidente imperialismo y su protegida la entidad sionista. Para ello no es necesario presentar pruebas y evidencias.
Comparte esa opinión algunas tendencias que se mueven dentro de las revoluciones árabes, especialmente una parte de la oposición siria, la parte que desempeña las armas y lleva a cabo atentados terroristas contra el pueblo sirio y el Estado, los mismos que envían sus representantes a posar al lado del sionista Bernard Henry Levy delante de las cámaras, y hacen todo tipo de relaciones con los israelíes, están protegidos y manipulados por las potencias occidentales, y que, entre otras impertinencias, reclaman intervenciones militares extranjeras en Siria al modelo libio.
También comparte esa opinión una parte de árabes a quien les gusta la idea de eliminar a Irán, a Siria, y a Hezbolá, pero se sienten en apuro por esta postura, y se olvidan de aquellos que durante décadas ha sido y sigue siendo el peor enemigo de la nación árabe e islámica. Sin duda estamos hablando de la entidad sionista que ha ocupado Palestina, que sigue oprimiendo al pueblo palestino, y que asistió a los árabes incontables amargas derrotas, manchando de vergüenzas su imagen de herederos de una gran historia llena de conquistas, victorias, y glorias.
Es cierto que las dos grandes batallas, Qadisiya y Elyaemuk, donde los árabes (tras convertirse al islam) vencieron a los grandes imperios persa y bizantino, hace catorce siglos, representan honestamente aquel glorioso pasado.
Pero la historia de los Califatos y los sultanatos árabes, a pesar de algunas victorias contra los cruzados en Huttin, y contra los mongoles en Ain Galut, no era más que estaciones de vergüenzas y amargas derrotas. La razón de esto es de sobra conocida. “Desde los Omeyas hasta los Otomanos, pasando por los Abasíes y los Mamelucos, trece siglos de historia se pueden resumir en pocas palabras: Cada Califato derrocó a su antecesor con la fuerza y el derrame de ríos de sangre a pesar de pertenecer a la misma religión y a las mismas creencias”.
Desde la caída del Sultanato de Estambul, que era corrupto, bajo los golpes de los ansiosos al poder de los Hachemitas y otros árabes, estos golpes sólo sirvieron al colonialismo francés y británico, desde entonces, las derrotas se multiplicaron enormemente en el mundo árabe.
El tratado de Sykes-Picot y la división del mundo árabe… Creación de la entidad sionista en Palestina… derrotas árabes y tratados de paz… la invasión norteamericana aplaudida y respaldada por muchos árabes… Luchas internas en muchos estados árabes que amenazan con extenderse al resto de los países… El nuevo Oriente medio que están diseñando en Washington y Tel Aviv, además de Ankara y otras capitales árabes.
A todo esto, añadimos la miseria social, económica, cultural, y moral, que empuja a los ciudadanos árabes de los que no encuentran el pan de cada día, a quemarse vivos en las calles, o vender su honor por un puñado de dólares.
Todas estas realidades no las ven aquellos árabes que pretenden reconstruir el presente a la imagen y semejanza del pasado, a través de eliminar a Irán, Siria, y Hezbolá. Pero, afortunadamente, dicen que ellos no olvidan a “Israel”, y la van a combatir después de terminar con Irán, Siria, y Hezbolá. Algunos incluso llegan a presumir de qué continuarán la “Yihad” contra los cruzados occidentales y sus tentáculos en la región.
Para justificar sus planes aprovechan la ignorancia en la historia y la religión inventando cuentos sobre un supuesto papel iraní y chiita responsable de la decadencia de los Califatos y Sultanatos árabe-islámicos, al mismo tiempo acusan a Irán, siria, y Hezbolá de establecer acuerdos con Estados Unidos e “Israel”.
Aquellos “Neo sionistas” se olvidan que Irán era hasta el siglo diecisiete la base más grande de los sunitas, y que los iraníes se levantaron contra el imperio Otomano, por el bien del Islam, dos siglos antes de que los árabes pudieran liberarse de los otomanos, aunque en beneficio de Occidente y los sionistas.
Se olvidan también que la mayoría de los árabes, desde el cinco de junio de 1967, no hacen nada más que preparar el clima para los acuerdos de paz con “Israel” y con sus protectores occidentales, mientras que la resistencia libanesa liderada por Hezbolá, respaldada por el apoyo de Siria e Irán, estaba creando la atmosfera para una serie de derrotas de “Israel” que se culminó en la guerra del 2006, que anunciaba el fin inminente de la entidad sionista.
Pero parece que todo lo que debilita a “Israel” mueve los temores de esta clase de árabes, porque saben ciertamente que el fin de “Israel” conlleva, inevitablemente, su final. Por esta razón se venden al diablo, y tratan de eliminar a Irán, Siria, y Hezbolá.
Aqeel Sheikh Hussein