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Huelgas por la crisis energética se ciernen sobre países europeos
Varios países europeos son escenario de huelgas y manifestaciones contra la inflación y crisis energética, mientras que el invierno está a la vuelta de la esquina.
Bélgica se vio afectada por una huelga general el miércoles, 9 de noviembre, convocada por dos de las tres principales organizaciones sindicales del país. Mientras la inflación agita los ánimos en las calles, los manifestantes se congregaron para pedir un límite a los precios de la energía y que se negocien unos salarios adecuados para garantizar el poder adquisitivo de la población.
La huelga general paralizó de forma parcial los servicios y transportes, en particular el transporte aéreo, lo que obligó al aeropuerto de Bruselas (la capital) a cancelar hasta el 60 % de los vuelos.
Los hospitales secundaron la medida y fueron aplazadas numerosas consultas y operaciones no esenciales, aunque las urgencias y los tratamientos de urgencia se mantuvieron. Los colegios, por su parte, solo estaban obligados a organizar la acogida de los alumnos.
De forma paralela, hubo una huelga general en Grecia, donde los manifestantes pidieron iniciativas contra la subida generalizada de los precios. El paro, convocado por los sindicatos de los sectores privado y público, GSEE y ADEDY, exigía subidas salariales “dignas” que ayuden a hacer frente a la galopante inflación, que en este país se situó en octubre en el 9,8 %.
Miles de personas de todas las edades y profesiones se centraron en los puntos neurálgicos de Atenas (la capital), realizando marchas hacia la plaza de Syntagma, el corazón de la ciudad capitalina y sede del Parlamento, para protestar contra el Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis.
La huelga afectó también a los medios de transporte, las escuelas y la administración pública. También hubo cancelaciones en buena parte de los vuelos nacionales operados desde el aeropuerto de Atenas y modificaciones en los trayectos internacionales.
Francia, por su parte, vivió una jornada de movilización el 10 de noviembre. Los franceses comenzaron una huelga nacional en el sector público en demanda de aumento de salarios para afrontar la desorbitada inflación y pedir mejores salarios y condiciones de trabajo y, sobre todo, para intensificar la presión sobre la Administración de Emmanuel Macron respecto, entre otros temas, a la reforma del sistema de jubilación.
La red de metro de París (capital francesa), por lo tanto, estaba prácticamente paralizada, mientras que cinco de las 16 líneas de metro gestionadas por la entidad del transporte metropolitano RATP estaban completamente cerradas y hubo otras nueve con fuertes perturbaciones.
En Albania, igualmente, miles de personas protestaron el sábado contra el aumento del coste de la vida y las políticas del actual Gobierno. Partidarios de la oposición albanesa se reunieron frente al edificio principal del Gobierno en Tirana, gritando que el primer ministro Edi Rama debería renunciar, mientras que el país ha visto un aumento de precios del 8 % este año, especialmente para alimentos básicos y combustibles.
Alemania, que también sufre una crisis energética por los altos precios del gas y la inflación está en su nivel más alto en más de 70 años, fue el sábado escenario de protestas, donde miles de descontentos marcharon para exigir subidas salariales y seguridad energética, con topes en los precios de la electricidad, el gas y el alquiler, así como la gratuidad del transporte público y medidas sobre los precios de los alimentos.
El Reino unido podría ser el próximo país sacudido por las huelgas, mientras que los enfermeros del Real Colegio de Enfermería (Royal College of Nursing, RCN) han emitido una convocatoria para protestar por el deterioro de las condiciones laborales que pueden afectar a la atención de los pacientes y demandar aumentos salariales.
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