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La televisión holandesa paga a una “terrorista” por una entrevista
Laura Angela Hansen, condenada a un año de cárcel por pertenencia al grupo terrorista Daesh, ha cobrado 750 euros por dar una entrevista, lo que ha provocado una controversia política entre quienes creen que no debería haber recibido dinero y quienes defienden la independencia de la televisión pública.
La joven holandesa marchó a Siria junto a su marido en 2015. Vivió casi dos años en Reqqa, territorio ocupado por el grupo terrorista Daesh. Fue arrestada el 1 de agosto de 2016 a su llegada al aeropuerto de Schiphol-Ámsterdam como sospechosa de participar en una organización terrorista. La Justicia holandesa la sentenció a 24 meses de prisión, de los cuales 11 fueron suspendidos.
La entrevista, retransmitida el día de Navidad en horario de máxima audiencia, provocó una gran polémica por la “suavidad” de las cuestiones. No se le hicieron preguntas comprometedoras sobre las atrocidades cometidas por los terroristas de Daesh. El público consideró que se le dio espacio para que pudiera “limpiar su imagen” y contar cómo está tratando de recuperar su vida “tras una experiencia tormentosa”.
Unas semanas después vuelve la controversia. La joven, condenada por la Justicia holandesa a un año de prisión por “preparar crímenes terroristas”, no solo logró trasladar su mensaje a todo el público holandés, también recaudó hasta 750 euros -de dinero público- por ofrecer aquellos minutos de entrevista al programa Mensen met M. El espacio está organizado por KRO-NCRV, compañía de radiodifusión pública holandesa.
“Un terrorista no debería recibir dinero de nuestros impuestos”, criticó el diputado liberal, Zohair el Yassini. Preguntó, entre otras cosas, cómo la productora podía pagar dinero público a “convictos de Daesh” para que cuenten su historia en la televisión. Podrían hacer “de sus crímenes” un “modelo de ingresos”, advirtió.
“Los terroristas no deberían recibir dinero de nuestros impuestos para contar sus crímenes en televisión”, subrayó El Yassini en la sesión del Parlamento. El ministro Slob no está de acuerdo. “La independencia editorial de los radiodifusores es respetable. Depende de las emisoras determinar el contenido de sus programas”, explicó.
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