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Un crucificado y 36 decapitados, la última “masacre” del régimen Saudí
Jaled Abdelkarim Saleh fue decapitado y su cuerpo crucificado en una plaza pública de Arabia Saudí, otros 36 presos fueron degollados el martes en seis ciudades del reino en la ejecución más numerosa de los últimos tres años en el país.
“La pena capital fue aplicada a un número de presos por adoptar ideologías terroristas extremistas y establecer células terroristas para ocasionar daños a la seguridad, así como propagar el caos y provocar la división sectaria”, argumentó la agencia de noticias estatal saudí SPA al anunciar la ejecución de los 37 condenados al patíbulo, una resolución que eleva a alrededor del centenar las personas que han sido ajusticiadas desde principios de 2019.
Las ejecuciones tuvieron como escenario la capital Riad, las ciudades sagradas de La Meca y Medina y las villas de Al Qasim y Asir y la provincia oriental.
Según el activista local Fuad Ibrahim, 32 de los 37 fallecidos pertenecían a la comunidad chií y fueron arrestados por su implicación en las manifestaciones que estallaron en 2011 y 2012, al calor de la revuelta árabe y en defensa del establecimiento de una monarquía constitucional.
Las organizaciones de derechos humanos han denunciado que las confesiones de los involucrados se lograron a golpe de torturas. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó este miércoles desde Ginebra su inquietud por la falta de garantías durante el proceso judicial.
Por su parte, vicedirector de Human Rights Watch en Oriente Próximo, Michael Page, dijo que “inevitablemente las autoridades saudíes etiquetarán a los ejecutados como terroristas y peligrosos criminales pero la realidad es que los tribunales saudíes están lejos de aplicar los procedimientos debidos y muchos de los ejecutados fueron condenados con la única prueba de unos interrogatorios que las víctimas denunciaron que habían sido obtenidos a la fuerza”.
Entre los ejecutados hay tres personas que eran adolescentes en el momento de su detención.
“Al menos tres de las personas ajusticiadas fueron arrestadas cuando eran menores de edad y torturadas en base a confesiones falsas. Muchos de los asesinados fueron condenados por delitos no letales como acudir a protestas”, apunta Maya Foa, director de la organización británica Reprieve.
El año pasado Arabia Saudí ejecutó a 149 personas, según datos de Amnistía Internacional. El último gran ajusticiamiento acaeció el 2 de enero de 2016. Entonces, las autoridades decapitaron al clérigo reformista chií Nimr al Nimr junto a otros 46 condenados a muerte, acusados de terrorismo.
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