El Kneset (parlamento israelí) aprobó una nueva ley racista y discriminatoria que solo reconoce a los judíos como únicos ciudadanos de Palestina ocupada, define a la lengua árabe como segundaria y declara a la ciudad santa de Al Quds su capital “eterna y unida”.

No es la primera vez que el régimen sionista dicta leyes para “judaizar” el país que ocupa a la fuerza con el objetivo de “discriminar” a los verdaderos dueños de la tierra, los palestinos. Recientemente la ocupación israelí prohibió las llamadas a la oración en las mezquitas de Al Quds ocupada.

El proyecto de ley presentado por el partido Likud, bajo el nombre “el hogar nacional del pueblo judío”,  fue aprobado en el Kneset por 62 votos a favor, 55 en contra y dos abstenciones.

El documento dice que la “Israel (Palestina ocupada) es la patria histórica del pueblo judío y tiene un derecho exclusivo a la autodeterminación nacional en el país”.

También considera que el hebreo es el único idioma oficial dejando el árabe con un “estatus especial en el Estado”. Asimismo fija a la ciudad santa de Al Quds como “capital eterna” de los judíos e insta a la colonización.

El partido árabe Lista Conjunta-la tercera fuerza más importante del Parlamento israelí- denuncia que se trata de “una ley racista que discrimina a más de un millón y medio de habitantes y fomenta división y odio en la sociedad”.

El parlamentario palestino Ahmed Tibi dijo que la aprobación de la ley representaba la “muerte de la democracia”. Por su parte, Adalah, una ONG que trabaja en la defensa de los derechos de los palestinos en la entidad sionista, afirma que la ley es un intento de promover “la superioridad étnica mediante la promoción de políticas racistas”.