Fadi Abu Salah, de 34 años, había perdido sus extremidades durante la agresión israelí contra Gaza en el año 2008, en un bombardeo. Este lunes, lo ultimaron con un tiro y el caso se convirtió en estandarte de la resistencia palestina en Gaza.

La imagen de Fadi Abu Salah recorrió, el sábado pasado, los medios de comunicación. Allí se lo veía protestando y lanzando piedras desde su silla de ruedas contra las fuerzas de ocupación, que en 24 horas mataron a 60 palestinos y causaron heridas y lesiones a otros 2.700 mientras Estados Unidos inauguraba su embajada en Al Quds.


Fadi murió de un disparo de las fuerzas de ocupación y por eso, su imagen pública pasó a ser la de un hombre amortajado y con sus seres queridos llorándolo, convertido en una bandera de la resistencia palestina.

“Primero le quitaron su tierra, luego le quitaron sus piernas y hoy le quitaron la vida”, esta frase publicada en Twitter resume la historia de Fadi, y del pueblo palestino.

“Fadi consiguió realizar su sueño, su alma ahora vuela sobre nuestra patria, Palestina”, dijo su esposa con lágrimas en los ojos y más determinación en la mirada.


Más allá de la condena a la masacre por gran parte de la comunidad internacional, los soldados de la ocupación israelí siguen mascarando de una forma “indiscriminada” a los palestinos.

“Parece que cualquiera puede ser asesinado o herido; mujeres, niños, reporteros, personal de primeros auxilios, si se acercan a más de 700 metros de la valla. Dispararon a un amputado doble, ¿que amenaza es un amputado?”, se preguntó el vocero en Ginebra de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville.

Desde el 30 marzo, los militares israelíes asesinaron a más de un centenar de palestinos, el lunes fueron 60 personas los que murieron a causa de las heridas infligidas -entre ellas una bebé de ocho meses- por el fuego israelí en la Franja de Gaza durante las protestas de la Gran Marcha del Retorno y contra el traslado de la embajada de Estados Unidos a Al Quds.