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El apoyo a Putin y al poder crece
Rusia responde con propaganda a las sanciones occidentales
Las autoridades rusas han gastado muchos esfuerzos para convencer a los ciudadanos de que las sanciones occidentales a raíz de la crisis en Ucrania no son tan terribles como podría parecer. En efecto, no habría que tener miedo a las sanciones si Rusia estuviera preparada a ofrecer una respuesta adecuada, escribe este martes Nezavisimaya Gazeta.
Según el diario, una respuesta adecuada a las sanciones además de la suspensión de las importaciones de productos occidentales debería prever la creación de condiciones propicias para el desarrollo de las compañías rusas.
Eso no se hizo. Los bancos rusos no aumentaron el volumen de créditos a las empresas. Los empresarios no pueden pedir créditos en bancos occidentales a causa de las sanciones. Al mismo tiempo, a pesar del presunto interés de los bancos asiáticos en invertir en Rusia, los inversionistas asiáticos todavía no han aparecido.
La lógica de las sanciones supone que una presión económica externa debe provocar una presión política interna contra los gobiernos de los países sancionados. Es decir, que los ciudadanos afectados por las restricciones presionan al poder para que cambie su política. Según los últimos sondeos, cada vez hay más fundamentos para que el Gobierno ruso sufra esa presión, dado que cada vez más rusos se sienten perjudicados por las sanciones occidentales.
Sin embargo, pese a que realmente hay fundamentos todavía no se nota ningún tipo de presión. El apoyo a Putin crece y una mayoría absoluta de los rusos sigue apoyando al poder.
Ese fenómeno es resultado de la propaganda estatal que se perfila como la respuesta más palpable y más eficaz a las sanciones. Las medidas occidentales están presentadas como parte de la histórica confrontación con Occidente que ya lleva varios siglos. Semejante interpretación hace a los rusos "aguantar" y "volcarse" en torno a su líder.
Fuente: Agencias
| Las autoridades rusas han gastado muchos esfuerzos para convencer a los ciudadanos de que las sanciones occidentales a raíz de la crisis en Ucrania no son tan terribles como podría parecer. En efecto, no habría que tener miedo a las sanciones si Rusia estuviera preparada a ofrecer una respuesta adecuada, escribe este martes Nezavisimaya Gazeta.
Según el diario, una respuesta adecuada a las sanciones además de la suspensión de las importaciones de productos occidentales debería prever la creación de condiciones propicias para el desarrollo de las compañías rusas.
Eso no se hizo. Los bancos rusos no aumentaron el volumen de créditos a las empresas. Los empresarios no pueden pedir créditos en bancos occidentales a causa de las sanciones. Al mismo tiempo, a pesar del presunto interés de los bancos asiáticos en invertir en Rusia, los inversionistas asiáticos todavía no han aparecido.
La lógica de las sanciones supone que una presión económica externa debe provocar una presión política interna contra los gobiernos de los países sancionados. Es decir, que los ciudadanos afectados por las restricciones presionan al poder para que cambie su política. Según los últimos sondeos, cada vez hay más fundamentos para que el Gobierno ruso sufra esa presión, dado que cada vez más rusos se sienten perjudicados por las sanciones occidentales.
Sin embargo, pese a que realmente hay fundamentos todavía no se nota ningún tipo de presión. El apoyo a Putin crece y una mayoría absoluta de los rusos sigue apoyando al poder.
Ese fenómeno es resultado de la propaganda estatal que se perfila como la respuesta más palpable y más eficaz a las sanciones. Las medidas occidentales están presentadas como parte de la histórica confrontación con Occidente que ya lleva varios siglos. Semejante interpretación hace a los rusos "aguantar" y "volcarse" en torno a su líder.
Fuente: Agencias