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Después de once años de guerra, Siria preserva su soberanía y el Imperio recurre al embargo

Después de once años de guerra, Siria preserva su soberanía y el Imperio recurre al embargo

Después de once años de guerra, Siria preserva su soberanía y el Imperio recurre al embargo

Entrevista al Cónsul de Siria en Chile realizada por Cristián Fuentevilla

Esta última década Siria ha enfrentado la atención del mundo en razón a la guerra y los estragos de carácter humanitario. En el contexto actual frente al incremento de medidas unilaterales de parte de EEUU, como la denominada Ley Cesar, Que busca escalar el conflicto en la desestabilización de la nación Siria. Por de pronto Siria ha expresado de manera implacable su respuesta en la reelección presidencial de Bashar Al-Assad, lo que asegura una cohesión social difícil de quebrantar por las potencias occidentales, interesadas en superponerse a la soberanía de Siria.

El cónsul de Siria en Chile, Karim Madain, en entrevista realizada por el Cientista Político Cristián Fuentevilla, explica que la preservación de la soberanía Siria que la guerra impuesta pretendió suprimir, se logró por los mismos métodos con que se amenazó su existencia como nación.

P.- En los 11 años de guerra en Siria, hasta el 2021, se transitó por una guerra híbrida que buscó instalar en su carácter insurreccional el escenario de “la guerra civil siria”. Propósitos totalmente aplastados en la última elección presidencial, que son un indicador implacable; primero de la victoria militar en la liberación de gran parte del territorio del terrorismo y segundo la derrota ideológica a la desacralización de la unidad siria. Sin embargo en esta etapa se confrontan claramente el conocimiento sincrético de 10.000 años de civilización y una era de agotamiento de los combustibles fósiles, en donde occidente persigue el expolio a través de recursos como la Ley Cesar. ¿Qué impresión le genera esto al largo plazo?

R.- Concuerdo que en Siria nunca hubo una “guerra Civil” en los últimos once años, solo se buscó una coyuntura en la situación política interna a propósito de la exigencia de reformas políticas, como fueron la constitución de 2012 y la ley electoral de 2014, con la necesidad de combatir al terrorismo que con una generosa ayuda exterior logística y económica quiso cooptar al país, dividirlo y generar pequeños cantones territoriales para entregarlos a minorías religiosas y étnicas. Quisieron imponer una religión única a una Estado que desde siempre ha garantizado la multi-confesionalidad y etnicidad en todo su territorio.

Sin duda que la crisis tuvo componentes no solo religiosos sectarios aportados por el terrorismo de Daesh, sino también económicos y geo estratégicos por parte de las potencias regionales (Arabia Saudita, Qatar y Turquía), en los que también se involucraron potencias occidentales.  Todo ello, tratando de desestabilizar a Siria aplicando además sanciones económicas, bloqueando transacciones bancarias del país, y castigando a países y empresas que comerciaran con Siria. La llamada Ley Cesar, viene a ser la concreción positiva de tales sanciones.

Sin embargo, y pese a las enormes dificultades, Siria ha logrado con grandes sacrificios de su pueblo estabilizar al país, recuperar más del noventa por ciento de su territorio, generando mecanismos para lograr reimpulsar su economía. Como por ejemplo, estableciendo nuevos sistemas de control, promulgando una ley de apoyo a los emprendedores, instalando una reforma y potenciando la producción agrícola, ampliando sanciones a especuladores y corruptos, subvencionando y racionalizando la distribución de combustibles para consumo familiar, reforzando el transporte y combatiendo la inflación.

Nuestra impresión en el largo plazo es de un moderado optimismo en cuanto a que Siria logrará superar la crisis con la cooperación internacional y su propio esfuerzo. La estabilidad se logrará cuando las potencias occidentales entiendan y respeten la autonomía y la soberanía del pueblo sirio para defender su territorio y tomar sus propias decisiones.

Solo de esa manera se podrá hacer frente a la durísima crisis económica de un país bajo injustas e inconducentes sanciones.

P.- La guerra es un escenario de despolitización de algunas dimensiones de la política y se recurre a la violencia como mecanismo de resolución política para preservar la soberanía, como el caso de la República Árabe Siria. La emergencia de la guerra suprime algunas narrativas e impone la ideología como centro de las disputas en torno a las constantes agresiones israelíes, el mismo embargo de la Ley Cesar, etc. en estos últimos meses. ¿Cómo se alimenta entonces la memoria de la patria? ¿Cuáles son las narrativas y las ideas que documentan esta memoria?. Pues parece ser que la multipolaridad relativa del naciente sistema mundo, está centrada en el realismo de los resultados de esta guerra. Que por cierto sostiene el pueblo sirio.

R.- La preservación de la soberanía Siria que la guerra impuesta pretendió suprimir, se logró por los mismos métodos con que se amenazó su existencia como nación. Fue la única manera de enfrentarse a una agresión no buscada e impuesta desde el exterior aprovechándose de la coyuntura interna.

El país no tuvo otro camino para enfrentarse a ella que no solo buscaba acabar con su soberanía, sino también sojuzgar a sus habitantes a un estado de pérdida de la libertad reinstalando un supuesto califato  religioso sectario, como un nuevo colonialismo económico político.

La presencia israelí en el escenario,  que ocupa el territorio sirio de los Altos del Golán desde 1967, tiene su correlato en la permanente defensa por parte de Siria a la causa palestina, despojada de su legítimo territorio por la ocupación israelí en 1948.

La creación de ese “Estado” supuso para Siria, no solo una amenaza fronteriza permanente, sino también la llegada a su territorio de decenas de miles refugiados palestinos, y, con el paso del tiempo nuevos conflictos armados. Esos refugiados fueron todos ciudadanos sirios. La crisis sin embargo, hizo salir del país al menos una quinta parte de ellos, así como también fueron desplazados millones de ciudadanos sirios, que a esta altura de la situación, el gobierno sirio hace ingentes esfuerzos para su retorno en paz.

Una vez superada la fase crítica de la crisis, las prioridades del Estado Sirio deberán invertirse. Si desde 1970 se organizó y reforzó para actuar en el ámbito exterior, a partir del 2011 se centró en lo interno primero en la evidente e imperiosa necesidad de defender y mantener la soberanía del país, y luego reconstruir infraestructuras y confianzas entre los propios sirios.

Sin duda que las narrativas futuras y la documentación que de ellas deberán tener  las nuevas generaciones, considerarán un enfoque real y certero de cómo ocurrieron los hechos en estos últimos quince años de la historia del país.

Por de pronto Siria tiene que abocarse a la desmovilización de todo grupo terrorista y su ideología, respetando la libertad de sus ciudadanos que solo buscan retomar su vida dentro del país en paz y tranquilidad. Ese será un gran desafío porque el término de las escaramuzas y combates, no garantiza una desmovilización definitiva ni el fin de la influencia de esos grupos. El Estado Sirio deberá invertir muchos recursos  para combatirlos teniendo en cuanta que ellos han establecido alianzas internacionales con poderosos actores regionales que pueden permanecer por mucho tiempo.

Las jóvenes generaciones sirias que fueron testigos de los actos y conductas de esos grupos como Al Qaeda y otros, deberán entender en lo más profundo, el alcance e intención de sus actos bárbaros e irracionales. Su rehabilitación debe abordarse a la mayor brevedad.

El proceso debe ser simultaneo con la larga agenda de reformas políticas, legislativas, económicas, administrativas y sociales que Siria ya ha abordado  derogando leyes de emergencia, otorgando la nacionalidad siria a miles de kurdos que viven en su territorio, la concesión de variadas amnistías y que culminaron con la dictación de una nueva constitución para el país.

P.- Las nuevas armas cambian las guerras, en 11 años de guerra esto ha quedado claramente demostrado. Por ejemplo en los modelos de guerras híbridas el uso de estrategias, como los denominados “cascos blancos” de parte de occidente. Fue una etapa de la guerra, claro está. Hoy las nuevas armas se sitúan en la lógica del embargo económico de parte de las mismas potencias imperialistas. Pero, son las guerras las que cambian el mundo. ¿Qué análisis le merecen estas observaciones?

R.- La crisis Siria que costó once años de guerra tuvo múltiples dimensiones con  aspectos políticos, económicos, sociales, diplomáticos y propagandísticos. El factor militar tuvo un protagonismo importante  que condicionó a los otros factores desde el comienzo y su prioridad fue indiscutible.

En el aspecto  propagandístico, hubo varios acontecimientos que tuvieron alguna connotación exterior y que finalmente se desdibujaron por el peso de su propia falsedad. Uno de ellos fueron los llamados “cascos blancos”, que terminaron siendo solo una estrategia creada a través de probados montajes de situaciones que buscaban despertar la compasión y angustia de los espectadores frente al recate de personas especialmente niños, mutilados o fallecidos producto de los bombardeos. La verdad finalmente se impuso; esa organización operaba desde territorio turco con financiamiento externo, que montaba todas sus acciones sobre escenarios falsamente construidos intentando dar una imagen inexistente de que  quien causaba esas imágenes era el ejército sirio.

Otra estrategia de esa guerra híbrida fueron los ataques de falsa bandera consistentes en atribuir supuestas incursiones  hechas contra civiles por el ejército árabe sirio. En esa pantomima también se incluyen el tema de las armas químicas que nunca fueron usadas y que Siria entregó todas la que tenía antes del conflicto a la Organización de Naciones Unidas Contra Las Armas Químicas. Organización que ratificó la no posesión de las mismas y tampoco su no  empleo.

También debe citarse en este aspecto de la desinformación, la participación del llamado “Observatorio Sirio de los Derechos Humanos” que se propuso  y empeñó en divulgar noticias sin comprobarlas ni contextualizarlas desde el inicio de la crisis. Una gran cantidad de medios en sus informaciones relativas a Siria, basaron sus despachos y artículos en esa única fuente. Esa organización era liderada por un opositor sirio con sede en Londres, vinculado a la Hermandad Musulmana, partido político confesional con gran influencia en el medio oriente. Se trató de una organización de propaganda que divulgaba noticias en que el emisor está oculto y el contenido de la información era equívoco, incierto, manipulado y derechamente falso.

Al término de estos once años de conflicto, y restablecida la soberanía del Estado Sirio sobre su territorio, se despliega ahora, como lo señalé anteriormente, otra agresión contra su pueblo que ya no puede continuar con la destrucción y aniquilamiento, pero que quizás produzca un tan grande o mayor daño que aquel que producen las bombas y balas. Se trata de política de aislamiento y de la aplicación de severas sanciones económicas de potencias extranjeras como la Unión Europea y los EEUU. Dichas sanciones implican diversas acciones contra el Estado Sirio como el embargo de sus bienes y recursos en el extranjero y la prohibición de comerciar bienes y mercaderías desde y hacia Siria a empresas y personas. Esas sanciones han traído graves consecuencias  para la economía y el  pueblo; la inflación  anual se ha disparado en un doscientos por ciento, aunque en los últimos meses ha habido un ajuste en la paridad libra sira/dólar, que ha mitigado en parte este flagelo.

Finalmente se puede afirmar que la crisis siria no pudo haber surgido y desarrollado sin intervencionismo desde el exterior, sin ello, nunca hubiese adquirido la dimensión que tuvo. Hoy Siria enfrenta un largo período de reconstrucción en todos los aspectos, quizás el más prolongado desde su independencia como un Estado multi-confesional y multi-étnico.

 

| 14/07/2021